Following

La inquietud, la angustia de vivir en carne propia la ausencia de creación y sobre todo la desesperación y el ocio son capaces de sumergirnos en las entrañas de la corrupción, dejando una marca que es imposible de borrar.

Christopher Nolan lo sabe, y por ello se dedicó con ahínco a escribir lo que fue su ópera prima en el ya lejano año de 1998, que no sólo marca un exitoso debut , sino que es signo del futuro prometedor que depara a un individuo talentoso.

Following cuenta una historia sencilla, atrayente, con guiños a las obras de David Mamet, Hitchcok e incluso a otros con altibajos como Danny Boyle o Gus Van Zant. El guión de este filme nos muestra en su personaje principal a un tipo patético, un muchacho de escasos 25 años lleno de una ingenuidad que lo hace creer que dentro de sí mismo se encuentra el potencial para volverse un escritor habilidoso y reconocido; típica actitud de alguien que se niega en primera instancia a resolver su realidad más urgente, pues sus sueños de grandeza enmarcan la situación de desempleo en la que se encuentra, soñando despierto en una pocilga asquerosa.

Una mala interpretación, una necesidad mal encausada lo llevan a seguir a la gente, sin más motivo que sólo escoger a una persona cualquiera caminando en la calle y comenzar su acecho, tratando de comprender en un principio a la gente que lo rodea en la sociedad inglesa de la urbe Londinense y después en una posible herramienta creativa que lo ayude a crear personajes para su nonata carrera literaria.

Bill, el personaje principal y Coob el mañoso están bien construidos y su interpretación es sólida, llena de detalles piscológicos, que son más que bienvendios en el cine negro.


Hastío, nerviosismo, fatiga; se reflejan estupendamente con una fotografía en blanco y negro que se encuentra lejos de ser un recurso fímico, lo más seguro es que se deba a la falta de un presupuesto adecuado para filmarla cosa típica con los directores y sus óperas primas; me atrevo a especular lo anterior ya que es sabido que la filmación tuvo que realizarse exclusivamente los fines de semana.

En síntesis es una obra recomendable, con fallos muy pequeños en cuanto a continuidad pero a cambio ofrece un manejo de personajes notable, bajo la batuta de una persona que en ese momento carecía de experiencia, pero es evidente que Following no es producto de la casualidad ni la improvisación, es el primogénito de un hombre talentoso, que demostró en su segundo trabajo hasta dónde puede llegar, y lo más satisfactorio para quien esto escribe es que esos límites para nada se parecen a los que llevan décadas en el negocio, ebrios de mercadotecnia y mediocridad.

Quisiera escribir más, pero el tiempo es poco y al igual que el protagonista me encuentro nervioso, ansioso, con ganas de sortear fácilmente los defectos que me he creado a lo largo de tanto tiempo. Ignoro cuándo romperé los grilletes que me apartan de una realidad más llevadera.